Después del sumo cansancio que generó llegar hasta el lugar, llegó la calma y el día de descanso. La sincronicidad se hace presente una vez mas y en el momento menos oportuno, aparecen ellos.
El cuerpo se regocija, alguna parte en mí los reconoce. Están los tres delante mío y no puedo creerlo. Cierta parte reconoce algo en esas personas, algo que no he visto en otros.
Mis dolores y cansancio lentamente desaparecen, dejando lugar solo para el bienestar, el compañerismo y la fraternidad.
Surgen charlas, y también el silencio. Y juntos van produciendo una vez mas, y esta vez acompañados por el efecto de la montaña, que la conciencia se modifique.
Están, y estoy.
1 comentarios:
Es curioso como el dolor y el cansancio desaparecen a favor de otros sentimientos muchos más placenteros, pero de los que parece que el cuerpo no tiene nada que decir cuando por encima de todo reina lo espiritual.
Besos
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