De repente, sin ser algo buscado o esperado, me encuentro con una percepción diferente. Algo nunca antes experimentado.
Creo estar en otro mundo, pero algo en mí tiene la certeza que es esto otra cosa. No estoy dentro de otro mundo, no estoy percibiendo las posibles caras que otro mundo me mostraría. Estoy en la nada, la esencia, el espacio que existe entre mundos. Puedo ver diferentes mundos delante de mí, como burbujas flotando en una oscuridad azulada. Las burbujas de los mundos percibidas desde afuera están bañadas con un tinte anaranjado.
Otra certeza se hace presente, y en ese instante sé que puedo entrar en algunos de esos mundos y hay otros a los que no tengo acceso.
Un instante después me encuentro nuevamente en mi escritorio y dos sensaciones se hacen presentes. Por un lado en alguna parte de mí se despierta cierto interés por explorar ese espacio, y al mismo tiempo no me interesa en absoluto.
Fui testigo del espacio que existe entre los mundos y parece sostenerlos.