Que ocurriría si la elección no es en verdad un acto de elección, sino el acto de asentir elegantemente lo que nos propone algo que es mas grande que nosotros? Algo que no podemos conocer o comprender.
Esa inmensidad escoge, toma desiciones. La mejor forma de actuar sería moverse con la mas tenue insinuación, el arte de asentir a todo lo propuesto por ese "algo". Para hacer necesitamos destreza, fuerza, y sobre todo, sobriedad.
Hasta que punto elegimos? Y hasta que punto somos concientes si elegimos o no?
0 comentarios:
Publicar un comentario